Es posible que tú al igual que yo tengas sueños. Sientes miedos porque no sabes si aquello en lo que tu crees es posible lograrlo. Sin embargo, pese a todo tipo de obstáculos que aparecen en tu camino, sigues tu sueño.
Cada vez que he luchado por alcanzar un sueño, he topado con todo tipo de trampas en el proceso. Pero nunca la cobardía se apoderó de mi. Eso es algo, que no lo he experimentado, pero sí otros que estaban a mi lado, lo conocieron y a través de ellos pude aprender.
Asi es como ví el rostro de la cobardía y de quienes se esconden tras ella.
El que se ampara en la cobardía para no dar pasos hacia delante, culpa a todo y a todos de sus desgracias, menos a si mismo. No es capaz de creer en sus capacidades y talentos. No tiene Coraje. Vive como víctima y le agrada ese rol.
He sido una gran soñadora.
Una mujer con una gran capacidad de visión, capaz de ver los sueños como en 3D y con el tiempo, mientras he trabajado por ellos, se iban concretando.
Me aparté de los mios por mis sueños.
Otras, cuando me enamoré y entregué mi corazón a la persona amada, confié mis sueños a él. Quise compartirlos. Aunque no lo entendió así.
Se asustó de mis visiones. De mi fuerza interior. De mi amor. Todo lo llevó a abandonar lo que más amaba.
Un sueño antes de alcanzarlos, te pone a prueba en todas tus capacidades humanas y no humanas.
Te caes. Lloras. Te cansas. Estás atontado algunas veces. No duermes bien. Sudas.
A veces realmente pierdes la confianza en ti. Dudas. Sin embargo, algo que está dentro, profundamente, te empuja a la superficie y respiras aire llenándote de energía renovadora nuevamente y es asi que vuelves a comenzar.
Hay muchos instantes en que comencé desde el principio. Los viajes me llevaban de un lado a otro.
Tuve que aprender cosas nuevas y desconocidas. Adaptarme a nuevas situaciones, ambientes y personas.
Mis sueños me han paseado por la riqueza y pobreza.
He visto marchar a seres queridos. La muerte pasó por mi lado. La enfermedad también.
Lloré las decepciones y la traición.
De un tiempo a esta parte, me levanto pronto cada día. Cuando otros aun duermen, estoy en pie y observando mi alrededor.
Se que nunca estoy sola. De algún modo siento que algo, me lleva a aceptar y enfrentar los desafíos que forman parte del proceso para alcanzar nuestros sueños.
Todo aquel valiente soñador que ha seguido este camino, sabe de lo que hablo.
Tal como este valiente del video, es como mi propia historia del dolor que causa seguir un sueño.
Lo mejor, es el final de la conquista de los sueños: estas tú alli, pese a todo, y contra todos los obstáculos superados, de pié en el punto más alto de aquello en lo que crees.
Imaginate que es la cima de una montaña en cualquier lugar del mundo o mejor imaginemos que esta dentro de ti mismo.
Creo que la montaña más dificil de escalar, ha sido mi propia montaña interna.
Con salidas rocosas que hacer doler el orgullo. Pendientes, nieve, hielo, ventarrones que curan el dolor o magulladuras, permitiendo que así aparezca la humildad y se pula la Confianza para no morir en el intento.
En estas condiciones y sin más compañia que mi corazón, me mantengo firme en mis propósitos soñados.
Ya he alcanzado varios sueños.
El que sigue sus sueños, está avanzando en solitario. Y es que asi es como debe ser.
Se siente una gran satisfacción cuando un sueño se logra. No importa el tiempo que haya invertido para lograrlo. El sentimiento que llega, no se puede describir. Solo se siente alegría. Se llega a sentir amor por los sueños.
Y si miro
hacia atrás el camino que he tenido que seguir para llegar hasta aquí, pienso:
Valió la pena esa lágrima, ese dolor!
Hoy puedo continuar con más confianza, por los otros sueños que aun están esperándome para concretarlos. Nadie más lo hace por mi.
Después del dolor, el Vencedor es uno mismo...hasta el dolor pasa y frente a nuestros ojos aparece brillantemente un logro alcanzado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario