Hoy es sábado 25 de mayo me preparo para ir a un concierto de Jazz al que he sido invitada por la dueña de unos de la cafés mas antiguos y visitados por gentes de todo el mundo. Estos momentos trae la llegada de la primavera. Las actividades culturales que todos esperamos nos hacen salir del encierro para disfrutar un paseo bajo el sol y el cielo azul hermoso y claro. Algunas nubes parecen pintadas por una mano divina y perfecta.
El invierno quedó atrás. Hoy todos paseamos por el puerto. Vemos las gaviotas con su pecho gris volar de un lado a otro sobre el lago Saimaa. Los barcos, botes, lanchas adornan nuestros paseos para el gozo del Alma, el Corazón permitiendo a nuestros ojos deleitarse con estas fantásticas imágenes ofrecidas por esta bendita primavera 2013.
Me instalé en el Café Marjuska entre el público. Mientras esperaba la entrada del Trío de Jazz, comencé a beber lentamente el tibio té verde. El ambiente me recordó aquellos bulevares parisinos impregnados de historia de arte y romance. Muebles antiguos del siglo Luis XVI son mudos testigos del tiempo. Dan un aspecto distinguido a todo el lugar.
En la segunda interpretación de la actuación, el guitarrista del Trío musical, se lució . La melodía elegida apropiada al momento.Lenta y sensual.
Mis oídos siguen las notas. Hecho a volar la imaginación. Me traslado a mi casa de verano en Aguilas. Me detengo en la orilla de la playa y mis pies se hunden en la arena blanca. Siento el aroma del mar entrar por mis narices y lleno mis pulmones de aire fresco y salado. En mi propia compañía camino sin prisas. No voy a ningun lado espécifico. Solo estoy allí junto a la naturaleza. No tengo pensamientos de pasado ni futuros. Todo está en su lugar.
Bellas melodías de Jazz que llegó a su fin en esta tarde de primavera tranquila, florida, llena de colores y gratos acontecimientos que hacen mis días días cortos e inolvidables.
Por: Liisa
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