He observado cada mañana como ellos, Los sin Voz, no piden nada. Un sistema se hace cargo de ellos prodigandoles atención primaria y digna. Me refiero a los minusválidos mentales y físicos internados por sus familiares en un lugar donde la higiene y los cuidados básicos son una tarea digna de destacar de los profesionales que han elegido la profesión de la salud o de servicio a los demás.
Siempre he escrito que la Vida es una Escuela y asi es. La vida me entrena cada día para que me comporte como un ser humano digno.
Hoy, escribo desde mi cama aquejada de una dolencia pasajera que me ha impedido levantarme para ir al trabajo y esta me mantendrá recogida en casa durante tres días para sanarme y también para asimilar este tipo de conocimiento. Aunque esto tampoco es una casualidad, más bien una causalidad. Así llegado el momento, podré enseñar a quienes vengan.
En realidad, cuando comencé este trabajo en el hospital lo hice sana, completamente sana. Al transcurrir a penas una semana observé un número de trabajadoras con la gripe y es inevitable contagiarse .
Aprovecho este "descanso obligado" para escribir sobre aquellos inocentes seres humanos jóvenes y adultos que he conocido desde que comencé mi entrenamiento para dedicarlo a la observación en este lugar que me hace reflexionar más acerca del amor, la riqueza, la salud, los lazos de familia, la pareja, la amistad, los colegas, los otros, la educación, las distintas culturas, los tipo de valores...
Nada hay más impactante para una mujer como yo, ver como es el mundo de "Los sin Voz" como les he llamado a estas criaturas de Dios que están impedidos de hablar con normalidad, encerrados, algunos en cuerpos deformes obligándome, a veces a mirar el mio propio frente a un espejo para bendecirlo por estar sano y completo. Obviamente, el tiempo va dejando sutiles huellas en él. Esto ha dejado de tener importancia para mi.
Cuantos seres humanos, hombres y mujeres desde pequéños se pasan la vida entera rindiendole culto excesivo a sus perfectos cuerpos, descuidando los otros cuerpos que componen el envoltorio del Alma y Espíritu. Algunas niñas son obligadas por sus propios padres a entrar en una especie de sistema superficial para que saquen premios de belleza o destaquen en actividades deportivas dónde los extremos rayan lo que marca el sentido comun. He leído cómo algunas famosas gimnastas se les interrumpe su normal desarrollo en pos de un ansiado título, en desmedro de la salud y el bienestar general.
Cuando observo ambos lados, descubro que "Los sin Voz", en sus tareas semanales asisten a sus ejercicios de manualidades o juegos que les permite Sentirse bién dentro de lo que cabe porque este tipo de cuidados básicos, en mi criterio formado, dignifica al ser humano. Puede sonar una rutina pero ese no es el punto, el punto es que el solo hecho de levantarlos de sus camas, asearlos, alimentarlos, limpiar sus aposentos, hablar con ellos aunque no me puedan entender o responder desde su mundo extraño y desconocido, no impide que los que estamos a cargo de su bienestar integral nos importe que sean bien atendidos. Es un duro trabajo. Requiere fuerza, equilibrio interior, amor hacia uno mismo para poder darlo a otros las personas que trabajamos cerca de ellos.
Fuera, en mi mundo "tercera dimension", me he relacionado con personas que aun sufriendo alguna especie de minusvalías - ante los ojos del resto, nos parecen normales - los tratamos, los cuidamos, los amamos, convivimos con ellos, hasta los ayudamos a educarse o a que sigan sus sueños y con todas estas atenciones primarias que yo llamaría de Amor Incondicional, se comportan como verdaderos tiranos en la Vida. Estos seres humanos que caminan libres por nuestro mundo materialista y egoista, no asumen responsabilidades, son los verdaderos "Sin Voz". No los que están en un hospital atendidos por quienes valoran el respeto, la integridad de las personas, y eligen la profesion de la salud para cuidarlos con cariño y respeto. Es una noble tarea convivir con enfermos de este tipo dentro de un recinto de salud como estos. Tengo el privilegio de vivir dentro de una cultura desarrollada que se ocupa de usar mis impuestos en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Se puede decir que esto también es una forma de recibir riqueza de la vida.
He recibido mas sonrisas y oido palabras balbuceantes de saludo amistoso de boca de una tierna y joven mujer que de aquellos en quienes he confiado y entregado el corazón lleno de amor para que lo partieran en pedacitos. Poco a poco he vuelto a reconstruirlo y está mas fuerte que ayer.
Puede resultar chocante esta afirmación para quien nunca haya vivido la experiencia de pasar ocho horas diarias conviviendo dentro del mundo de "los sin voz". Respeto a éstos inocentes seres que no son concientes de su estado porque son incapaz de cualquier decidia o instinto de dañar a otro, sea con su palabra o actitud como he aprendido a su lado en este corto tiempo. Los dias corren dentro.
Mi tarea consiste en limpiar sus espacios. Asi como me gustaría que otros hicieran conmigo algun día si es que llego a una vejez digna como suelo decir. "Trata a los demás como quieres ser tratado". Tan sabio este dicho universal.
Cuando se entra en contacto con seres tan especiales como éstos, todo mi mundo interior, mi escala de valores se enfrenta a un remezón desde dentro y un nuevo modo de ver mi mundo se presenta ante mis ojos cada día mas luminosos. Solo siento un deseo enorme de darles el mayor amor del que soy capaz de ofrecer por el solo hecho de que aunque no me puedan responder en mi idioma español, se que cuando me regalan una sonrisa franca, con esa inocencia que yo misma he recuperado, un lazo invisible de amor me une a el o a ella...y nada es más significante desde ese instante que ese pequeño gesto de un ser humano encantador con su Alma y Espiritu sano y luminosos devolviéndome alegría . Algunas veces les toco suavemente para bendecirles con un Namaste! Luego continúo con mi tarea de limpieza. Y es en ese momento cuando siento recorrer dentro de mi ser una agradable felicidad que inunda mi pequeño mundo interior.
Ayer 29 he cerrado otro circulo más en mi vida y comenzado este otro nuevo desde mi cama y se que me voy a levantar nuevamente porque nada hay mas bello y magnífico que aprender de las lecciones que la vida me ofrece cada segundo que pasa.
Doy más importancia a quienes realmente me devuelven esa calidad de amor que no se puede describir con palabras desde una mente que todo lo razona o analiza..porque en las cosas del corazon, la mente no entiende...como tampoco espero que tu estes de acuerdo conmigo ya que esta es mi propia vivencia y experiencia y solo la escribo aqui para mi, sin querer presumir nada porque no tengo en absoluto nada de qué presumir y si existe otro que este viviendo o haya vivido este tipo de experiencias, seamos Uno Solo en el camino del Amor verdadero que es lo único importante en este momento crucial en la Humanidad. El Amor es lo que hemos venido a aprender. Cada uno en el sitio que se encuentre.
Estoy aprendiendo del Amor y de la importancia del Corazón desde los dos frentes o mundos: unos teniendo voz y voto se niegan a compartir y dar amor de verdad. Juran amor eterno. Rompen los compromisos. Castigan a sus familiares y son causantes de sufrimientos a todo nivel hacia los que le aman o se esconden en silencios prolongados como si no tuvieran voz. Cuando sí la tienen ya que han sido bendecidos con salud y cordura. Se comportan como necios. El otro mundo al que me refiero es este de los que he llamado "Los sin Voz" con todo mis respetos. Ellos merecen mis cuidados y toda mi atención. En realidad sí tienen voz, es la voz de su Corazón que se siente, se percibe, es la energía que proviene desde lo más profundo y noble de su centro interior lo que me conmueve.
Es así como quisiera ser tratada cuando me llegue mi hora de vivir una vejez o una muerte física. Quiero ser tratada con respeto y humanidad. Incluso este envoltorio físico donde habita mi Alma y Espiritu merece una consideración.
A ti querido lector, que me lees con paciencia y benevolencia, gracias! Es difícil el camino que elegí y solitario...
Namasté, Liisa
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